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Migrar Photo: «Considerar lo colectivo como algo fundacional de nuestro quehacer»

El colectivo Migrar Photo está compuesto por 14 jóvenes de distintas disciplinas, en su mayoría fotógrafos, que actualmente están haciendo una Residencia en la toma Violeta Parra de Valparaíso. A través del lente y el trabajo colaborativo, se han integrado al FIFV desde el año 2014. Sus primeros tres años fueron como parte de las Brigadas, y hoy avanzan a un rol más protagónico con su exposición Alturas Tomadas, participando en las Brigadas con el staff, impartiendo Taller con Picnic y entablando conversación en los Diálogos Fotográficos.

Conversamos con Juan Hoppe, parte del colectivo, sobre la participación de Migrar en estas diversas artistas. ¿Y cómo se ha gestado este vínculo tan íntimo con el FIFV? Es porque tratan de «Entender al Festival como una instancia provechosa. Considerar lo colectivo como algo fundacional de tu quehacer. Nos cuesta vernos como fotógrafos independientes. No se nos da mucho. Somos de lo colectivo».

Juan, junto a Diego y Erick (también parte de Migrar) son quienes están viviendo actualmente en la residencia de la toma Violeta Parra. De su equipo, ellos son quienes se encuentran de manera fija viviendo en la casa de Cristian, un bailarín que debió tomarse y ocupar otro terreno para hacer un estudio de danza. Durante tres meses ese será su hogar.

«Partimos el 9 de octubre. Van 14 días, 2 semanas ya (…). De alguna manera hay hostilidades que son naturales, de personas que no están acostumbradas a que vaya gente a representarlos, o a trabajar con ellos si es que no es de una mirada más asistencialista, por así decirlo».

Con el pasar de los días, comenta Juan, comienza a surgir una soltura en el ambiente por parte de los vecinos. Pieza clave para esta integración ha sido el consultarles a las familias sobre sus archivos fotográficos, álbumes u otros, y ponerse a servicio para pasarlo a digital. De aquello, de ese servicio, van forjándose vínculos.

Tras ganarse el fondo para hacer la residencia, por parte del Consejo de la Cultura y las Artes, se les dio la posibilidad de vivir en el plan y viajar diariamente. Pero ellos no quisieron: : «Quedarse en el plan nunca fue una opción para nosotros, porque queríamos habitar el espacio. Abre intimidades que fotográficamente sólo se logran viviendo en el lugar. La fotografía habla por si sola cuando logras conectar o no con la gente. Sentíamos que es más fácil si estai sufriendo lo mismo que ellos».

Para llegar al lugar que habitan, Juan describe que «hubo sinergia», pues Cristian – quien los acogió de alguna manera – estaba buscando transformar su espacio de baile en una residencia, para generar ingresos. Pocas personas se atreven a hacer espacios para el arte, como él, en la adversidad que se alberga en dichas comunidades. Al mismo tiempo, el colectivo estaba esperando hacer una ‘casa Migrar’.

La toma Violeta Parra queda «lejos, pero cerca». Quizás la distancia no es mucha, pero se hace larga al mismo tiempo al no poder llegar de tan fácil manera. El estar en un cerro es sólo parte de ello: «Es muy lejos en lo más simbólico. Termina la pavimentación y es todo tierra, y tienen que subir a pie al menos un resto. Nosotros nos que somos jóvenes nos podemos hasta reír de la situación, pero para gente que es mayor, que tiene guaguas, cuando llueve, no es para la risa. A la gente le aqueja el lugar, y estamos intentando darle voz a esas personas a través de la exposición. Sus problemáticas son problemáticas que también ahora estamos vivenciando nosotros.«

Por otra parte, Hoppe comentó sobre el Taller con Picnic, instancia que han estado gestionando desde hace un tiempo y replicarán los dos primeros días del FIFV:

«Lo primero es generar una discusión de referentes con fotografía celular. También es street photography, porque creo que la fotografía con el celular tiene harto que ver con la fotografía calllejera, porque te da la posibilidad de ver lo que tú consideras como un estímulo, y es como la bitácora del día. Armar eso y habilitar a la cámara del celular como cámara, y a uno como fotógrafo constante. No es que sea una cosa de inspiración no más, la foto, también tiene que ver conque si marcas todos los días el botón, te va marcando como caminante fotógrafo».

La exposición de Migrar Photo estará habilitada el viernes 27 de octubre a las 19:00hrs. para el acto inaugural, en Avenida Brasil (frente a CasaPlan).

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Rodrigo Gómez Rovira: «Es un festival que se sitúa en ese espacio de la creación»

Desde ya hace 8 años se realiza el Festival Internacional de Fotografía de Valparaíso (FIFV), instancia en donde se reúnen fotógrafas y fotógrafos de todo el mundo, en el que confluyen la exposición y creación en la misma instancia.

Así fue como, de manera natural, nació lo que es el FIFV. Y que por estas mismas características – la de crear proyectos fotográficos de manera más espontánea y con menos margen de error entre el inicio, y el ver el producto final – es que ha llamado la atención de manera internacional.

“Nosotros – en forma orgánica – somos un festival netamente de creación fotográfica. Todo lo que mostramos es producto de un proceso que se le propone a los artistas que se invitan. Finalmente, cuando uno decide exponer lo que uno produce, se está poniendo un poco en riesgo. Está poniéndose en tensión porque no se sabe qué va a resultar de lo que se está proponiendo”, es la descripción en palabras de su Director, Rodrigo Gómez Rovira

Desde esta perspectiva, al generar la pregunta ‘¿de qué se trata el FIFV?’ De manera concreta: “Es un festival que se sitúa en ese espacio de la creación, en ese proceso de la creación. Obviamente que le importa mucho los resultados, a lo que se llega, pero teniendo conciencia de que esos resultados tienen limitantes, o sea cuando tú haces un libro en una semana, o en tres meses, no es el mismo libro cuando lo haces en cinco años”, asegura el organizador.

Este punto diferencial, a su juicio y observación, propone una nueva estructura en lo que a festivales o instancias de convergencia fotográfica se refiere. Y es justamente eso lo que hace que autores del país, de Latinoamérica, Europa y de todo el mundo, posen su mirada en el FIFV y apuesten por participar sin pensarlo dos veces. Fotógrafos y fotógrafas que han sido galardonados, o con exposiciones e invitaciones de alto renombre.

El ubicarse en Valparaíso es otro de los factores clave. La ciudad, que ha sido multicultural desde sus inicios como puerto principal en América, se ha distinguido a nivel mundial y por eso atrae constantemente.

En este sentido, Gómez Rovira expone su visión, sentenciando que él ya está “Convencido que no es una ciudad chilena, es una ciudad del mundo”. Así, la invitación a participar en el Festival se iguala a una experiencia a la de asistir y conocer una ciudad llamativa y que causa curiosidad entre todos los rincones del mundo: los invitados no lo piensan dos veces.

Por eso, no existe la intención de cambiar el lugar que además lleva por nombre el evento, “Hemos decidido volver a él indefinidamente”, agrega el Director.

“(Valparaíso) tiene otra condición que es muy atractiva para la cultura en general, que es particular para la fotografía, es que es como un laboratorio. Y, ¿cómo es que se explica eso? Desde la perspectiva de Gómez Rovira esto se debe también a la experimentación que las condiciones de la ciudad puerto da: “Está en permanente movimiento, no está fija, está a punto de caerse. Se desarticula aquí, pero vuelve a levantarse, y aparece otra cosa allá…”. Y esto lo podemos observar en elementos que van desde su arquitectura, identidad humana, historia, funcionamiento y configuración. Nunca se deja de conocerla.

Así se reúnen en esta instancia, que se ha generado año a año durante los últimos meses y en su octava versión vuelve a redundar, y al mismo tiempo innovar, en las condiciones para ser un espacio de creación, aprendizaje y diálogo en torno a la fotografía y lo que de ella desprende. Buscando entre sus habitantes, sus cerros, sus murales, las estrellas, calles y el horizonte la inspiración como motor.

“Lo que nosotros queremos plantear es el poner las condiciones necesarias para que ese tiempo de creación, que es un tiempo de dudas, un tiempo de error, un tiempo de tomas de decisiones, es un tiempo de aciertos… que eso se instale. Y a eso invitamos a los autores, a que vengan a vivir esa experiencia”.

De alguna manera, todo esto se convierte en una gran metáfora de la vida  por sus características. Gómez Rovira, asegura que en estos 8 años, FIFV logra “Una cosa un poco vertiginosa”. ¿La razón? “Porque uno va corriendo un poco a ciegas, (pero también) se genera una dinámica que nos gusta mucho, porque al mismo tiempo es una metáfora de la vida, ¿no es cierto? Uno va, vive la vida, va avanzando, y la vida en relación a la existencia universal es una estupidez. Entonces, en el fondo, un poco eso es lo que queremos decir: tenemos esto, tenemos esta vida, tratemos de hacer algo inteligente, entretenido, teniendo conciencia de lo que está pasando, que no es más que esto”.

Esta no es la única faceta o cualidad por la que la instancia – que anualmente ha logrado reunir a más de 30 fotógrafos de todo el mundo por versión -, sino que también tiene otro lado que llama a explorar.

“A la vez, se trata de utilizar la imagen y la fotografía como una herramienta para entender lo que está pasando”. No sólo la fotografía y el lente como instrumentos para el arte contemplativo, sino narrativo, informativo, interpelador ante el otro y a sí mismo. Finalmente, el arte y la cultura, asegura, son parte de una acción política y un manifiesto. Y los fotógrafas y fotógrafos tienen un rol que jugar. No son indiferentes a este rol.

“Entender nuestra época, entender al otro, entenderse a sí mismo, para crear una exigencia de mirar, de escuchar, de poder decir algo no sólo… ver el mundo desde una belleza, sino que también mojarse, arriesgarse, y decir algo a propósito de lo que uno está viviendo y de lo que uno está viendo”, esa es la invitación que se está realizando desde este 27 de octubre al 4 de noviembre en toda la ciudad puerto.

Diálogos Subterráneos

Lugar: Casaplan, Brasil 1490 / Plan
Hora: 11:30 a 13:00 horas

Un nuevo espacio de conversación y reflexión que hemos llamado Diálogos Subterráneos se inaugurarán  a partir de el sábado 28. La idea es realizar conversaciones abiertas, sin un tema en especial, un espacio de encuentro horizontal en el cuál a todos quienes les interese la fotografía, puedan plantear sus temas e inquietudes a los que están presentes. Nos juntaremos en el subsuelo de Casaplan y es para todo público. Estarán presentes los invitados al FIFV 2017, organizadores, miembros de los workshops y Brigadas fotográficas y muchos más.
Las y los esperamos.

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Ediciones FIFV

Ediciones FIFV
Editor: Nicolás Wormull

FIFV Ediciones es un área del festival que nace en conjunto con este hace 8 años atrás. Desde el comienzo, la idea fue poder generar un impreso en el que se plasmara el trabajo realizado en cada edición del evento, concepto que se ha ampliado desde sus inicios.

¿Por qué “libros”?
Para el Festival ha sido un pilar fundamental el tener Ediciones FIFV, debido a que el soporte del libro da oportunidades que otros no tienen, y que se ensambla a la perfección con el trabajo fotográfico.

Para el FIFV el libro es uno de los lugares donde mejor puede existir la fotografía por su poder narrativo – un libro impone el tener que decir algo con comienzo, desarrollo, y final: eso obliga a utilizar la fotografía como escritura.

Este proyecto editorial ha hecho un esfuerzo por poder generar una variedad de publicaciones, además del material que recoge de los talleres y trabajos realizados por y para el FIFV en sus diferentes ediciones. Por ejemplo, se ha trabajado tanto con realizadores nacionales como internacionales y sus imágenes, en especial en torno a Valparaíso. La inspiración principal para ello ha sido la obra de Sergio Larraín “Valparaíso”, rindiéndole homenaje.

Otra dinámica que se han planteado en los libros es la del trabajo colectivo, en la que se hace una escritura con diversos fotógrafos y fotógrafas en conjunto, intercalando sus obras y confundiendo sus imágenes, mezclandolas para difuminar el trabajo individual y generar una lectura colectiva del relato.

La idea es potenciar la fotografía a los exponentes nacionales y exponer a los internacionales y además de quienes han participado en el evento. Durante estos 8 años, se han generado fotolibros y las revistas anuales, ambos proyectos de la editorial. Dentro de ellas se encuentran los títulos:

A Valparaíso, de Françoise Núñez
Curauma de Bertrand Meunier
Visviri
Álbum Familiar
Maspan de Max Pan
V. de Juan Valbuena
Valparaíso Fotografías Relatadas
Valparaíso Fotografías de Archivo
Valparaíso de Anders Petersen
Valparaíso de Antoine d´ Agata
Valparaíso de Juan Manuel Castro Prieto, Claudinne Douri, Giles Favier y Paolo Verzone
Valparaiso de Alberto García Alix
Estada
Sète de Tomás Quiroga, Paula Lopez, Cristobal Olivares y Nicolás Wormull.

Todas las publicaciones estarán disponibles en la Librería FIFV, que se encontrará en El Internado durante los días del festival.