Sebastián Diaz Zaror

La velocidad con la cual esta reconstruido esta sociedad es alarmante, cada día nos alejamos más de la comunidad y cobijamos en la individualidad. Los espacios más y más saturados por la recopilación de información innecesaria, alteran nuestra percepción por alcanzar una sociedad desarrollada, el artificio de abundancia nos proporciona una seguridad inexistente un espejismo óptico de una realidad falseada a raíz de una conjugación de tiempo y espacio, pero una vez hemos alterado la realidad con “errores” fotográfico esta realidad cobra sentido y el espacio se trasforma en un vacio sumergido en la penumbra

Calles, edificios, personas y objetos, conforman el caos del mundo. La abundancia de imagen visual es el opio de estos tiempos, donde el hambre por devorar contenido nos consume y la sed por probar la bebida de la prosperidad nos ahoga, es difícil concebir el mundo sin esta extrañeza de aglomeración. En un lugar donde la yuxtaposición visual se reconfigura a cada minuto, un paso al frente y algo queda oculto a la vista, otro movimiento y aparece un objeto más cercano que nos abruma la vista, solo un ínstate hace falta para desarticular este espacio de ruido con instantáneas percibidas como errores, imágenes trasparentes que atraviesan el umbral del espectador y se adentran en la ilusión de una aproximación de luz, líneas y formas que generan la ilusión de vacío.

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